Antiguamente, cuando sólo participaban 16 equipos, un país requería de cuatro estadios para realizar una Copa Mundial de Fútbol. En teoría, el mismo número de estadios sería suficiente para albergar un Mundial contemporáneo que cuenta con el doble de participantes, pero con un calendario que fija no más de cuatro encuentros en un mismo día. Al menos en lo que respecta a los recintos deportivos, el problema suena sencillo; sin embargo, los crecientes requerimientos de la FIFA y la megalomanía, falta de planeación y sentido común de los organizadores se encargan de complicarlo.
Valga el ejemplo de los argentinos, que sólo ocuparon cuatro estadios en 1978, y 36 años después todavía no saben muy bien qué hacer con el elefante blanco de Mar del Plata, que ve acción tarde, mal y nunca ante la falta de un equipo en la ciudad que juegue en la división de honor del fútbol…
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