Escapar.

Un cuento a partir de las citas*

Seguro que le pasa en cada ciudad, esas pausas infortunadas de las que nunca vi resultados.

La vida de viaje me parecía lo más adecuado, ser yo el que se despidiera de la ciudad. Evitar comprar diarios que no me aportarían nada, me convertí más en ello que en persona.

Cierto vínculo con las ciudades a las que les decía adiós. Decirle adiós a tantas era como una soledad anunciada para un final conmigo, nada más.

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El miedo es una raya que separa al mundo. Tenía y tengo miedo de volver sin haberme ido nunca, ese estarse trasladando de aquí para allá sin itinerario claro. Llegará el día que alguien me detenga, como siempre.

Corrí por las calles sin que nadie pudiera entender cómo era que me seguían dos fantasmas. Nadie me preguntó si estaba bien, nadie me acusó y mejor caminé en otra dirección. Huí.

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Al día siguiente nos fuimos a una ciudad que no conocíamos y caminamos por calles aledañas. Fuimos al centro de la ciudad. Supimos de la primera casa construida. Ella me había convencido. No sé, me volvía loco. La ciudad nos fue atrayendo, nos metió en su juego. Nos alejamos del bar y volvimos a los besos. Me gustó desde la primera vez que la vi.

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Después de los besos y los abrazos en la banqueta, de esas personas aparentemente predestinadas para ti. Siempre he creído que la arquitectura tiene que ver con lo que se vive y se siente.

Compartía un pasado muy anterior. Tuve ganas de quedarme toda la mañana ahí, hasta que volviera.

¿Por qué un librero tan grande? «Casas que se abrazan» delimitación de espacios nada más. Estaba al tanto que no iba a ser fácil entender su ritmo de vida. Debe entender que los tiempos no permiten compartir los espacios siempre, las necesidades y los horarios de las personas no son iguales. Me separó de mi pasado para hacer algo bueno por mi y algunos rastrillos viejos en el bote de basura.

...

Veinte años después, estaba empapada en sudor, buen ejemplo de tranquilidad, en la plaza central de su ciudad. La plaza está llena de árboles, consciente con los árboles, el día que él se muera seguirán de pie, sin cansarse  apenas, sin necesidad de mayor comodidad, ni de pareja ni de sombra, sólo lo que el ambiente y la luz proveen.

Un habitante más de la ciudad que se llenó de coches y luces. Uniformes de niños multicolores y jovencitos. La urbe también es Roberto.  Un día con llamas en las periferias. La metrópoli se llama Roberto. Una ciudad que no logra mitigar aquello que le quema. Cansados de esperar un avance en ese lugar.

Apaga un cigarro en la banca. Tú eres el templo del espíritu santo. Huyó buscando un templo. Entendió que su cuerpo era esa iglesia y que el espíritu santo sollozaba dentro de el. «No pisar. No recargarse. No flash».

Él, la destrucción de un orden anterior que ya no podía ser vigente. Transformación de los lugares sagrados. Templo como también un simple edificio, una ciudad entera, como tantas cosas.

¿Cómo luchar contra el que no se conoce?

Taparle el ojo al macho.

El amor requería de dos personas, sólo hubiera un enamorado del otro.

Daba equilibrio a sus situaciones críticas. Los que perderían serían ambos de pensar en dos y no en uno frente al otro no les pasaba por la cabeza. No era opción entenderse como pares, saberse dos.

Aunque las de los amigos siempre sean opiniones parciales. Fundir el lugar donde dormían y alimentaban.

El cerrar las puertas a los extranjeros, fue el último contrato que firmaron antes del matrimonio. El proceso se completaba, unos ratos en el hogar. Sus ratos libres. Pronto contravino un acuerdo tomado, casualidad. Hecho cenizas

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Que tarde en aprender a olvidarla diecinueve días y quinientas noches  – Joaquín Sabina.

Mientras revisaba documentos y pendientes. Burger king, claridad con tanta inmundicia.

Como se detesta después de las fracturas.

Captura

*Todas y cada una de las frases aquí escrutas provienen de textos subrayados del libro «Urbanodontes» que leí hace unos meses, él cual me lo regalara una persona que se quedó en mi corazón por siempre. Urbanodontes fue escrito por Alfredo Carrera quien está en twitter como @sadismopuro. La producción de este libro estuvo a cargo de Pictografhia Editorial y todos los derechos del mismo corresponden a estos. Aquí lo único que intenté hacer fue contarles la historia de mis días en una ciudad diferente a través de lo que mis ojos leían, mi corazón sentía y mi manos quisieron difundir.

 

Paz.

 

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