Quizá

¿Despertar con dudas es normal?
Me lo preguntaba todos los días que estaba a su lado. Después de 5 meses entendí que había perdido la calma.

La calma no es cosa fácil de lograr en estos días. Uno puede ir  elogiando la lentitud de los días con cierto anhelo, pero es un juego sobre todo de apreciar la calma.

Quizá cuando lo alcanzamos a notar, la calma se ha ido con fugacidad previa. De cualquier modo heme aquí para sintetizar las aventuras pasadas. Todo marcha bien en el trabajo y la formación, siempre puede ir mejor. Llegan las añoranzas muy aprisa y los días duran muy poco.

A veces me acuerdo de lo que había planeado para mi vida hace 10 años y a veces me cuestiono si estoy en el camino correcto. Difícil de responderle a Elmar cuando me cuestionaba sobre si estábamos donde queríamos o a mi primo Carlos cuando recordaba esa pregunta que le hice hace más de 15 años: ¿Te imaginas dónde estaremos dentro en 15 años y haciendo qué?

Tener empatía hacia los procesos acelerados de la vida en las ciudades ha resultado un ejercicio dinámico y de mucha retrospección. Quizá existan más oportunidades de seguir entendiendo los propios procesos de su colectividad.

Quizá no.

De cualquier manera, la resolución de los días que vienen están escritos, como dice Toño, en cada dedo que acompaña Dios.

Quizá en la calma, está la dicha.

 

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