Cosmos.

Hay personas que saben para siempre y suelen ser tan nutritivas que el tiempo a su lado no se siente. Desaparecer el continuo entre día y noche debe ser de algún tipo de  habilidad a partir de aquella evolución con los que el cosmos nos presta a coincidir.

Ella, representó en mi vida una consciencia trabajada para mantenerse en autorregulación a partir de las mismas percepciones introspectivas.

Después, cuando todo se desvaneció quedamos otra vez dos.

Lo importante de este cosmos es que saber decir adiós es crecer.

Lo valioso de estos días es conocer e interpretar la energía de la dicha de compartir el viento, el agua, la tierra y sobre todo aquel fuego en el que uno se consume.

Gracias por el fuego.

El reggeatón que hace buen urbanismo ¿A qué suenan sus calles?

Por Samanta Torres y Ari Valerdi

Lo ames o lo odies el reggeatón está siendo un género musical cada vez más sonado en el mundo y al mismo tiempo va dando mensajes de urbanismo bastantes valiosos.

Este ritmo urbano que nació en Panamá y que se ha ido consolidando en Puerto Rico, Colombia y otros países, no solo ha logrado posicionarse a nivel mundial, su impacto ha sido tan viral que está sonando cada vez más por todos lados; si lo has escuchado en las calles de tu ciudad, entonces seguro conoces el ejemplo perfecto, que es «Despacito» el sencillo de Daddy Yankee y Luis Fonsi en 2017, con el que alcanzaron las mil millones de visualizaciones en Youtube habiendo transcurrido apenas 97 días* de su lanzamiento. Cuando alcanzó los tres mil millones de visualizaciones habían pasado apenas 203 días. (Mientras escribo esto dice: 3,909,360,744 vistas)

¿Qué enseña este vídeo sobre la vida en las ciudades?

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En el primer cameo que hacen de Fonsi y Yankee  juntos, se puede notar una calle, como describen los urbanistas: con alta vida pública. Una calle siendo disfrutada por todas las personas. Justo lo que el urbanismo a nivel mundial está buscando: hacer entender que las calles son espacio público vital, espacio que debe ser aprovechado por todas las personas sin distinciones y priorizando grupos vulnerables.

En la pasada convención internacional, (Hábitat III) misma que sucede cada 20 años y donde se reúnen los países de todo el mundo para estipular acuerdos en materia de planeación urbana (todo con la finalidad de intentar mejorar la calidad de vida de las personas  en las ciudades y otros territorios), se acordó que los países están desde 2016 comprometidos a crear calles multifuncionales, para la interacción social, la inclusión, la salud y el bienestar humano. Que estas calles estén bien diseñadas y gestionadas de tal manera que garanticen el desarrollo de las personas. (Acuerdo 37/175)

¿Qué dice entonces este cameo ?

Las personas en la calle pueden jugar, los niños pueden divertirse si no hay autos que vayan circulando,  se puede invitar a sus vecinos a un juego de poker. Los jóvenes pueden bailar, enamorarse o hacer un performance.  En síntesis lo que en el urbanismo se le conoce como: la apropiación del espacio público.

Las calles al ser aquel espacio compartido por todas las personas, tienen la magnífica oportunidad de ser usadas de acuerdo a lo que la mayoría decida. Existe una preocupación sobre la forma en la que seguimos haciendo las ciudades calle por calle.

¿Por qué?

Por que ya no nos permiten jugar, divertirnos, bailar o enamorarnos. Las calles se han venido diseñando en materia de un sólo propósito: Privilegiando el desplazamiento de los vehículos automotores (los autos).

Más fácil: si las calles del vídeo de «Despacito» o de «Borró Cassette» no hubiesen sido peatonalizadas, ni Yankee, ni Maluma o cualquier otra persona podría haberlas disfrutado. Entre smog, accidentes de tránsito, toques de claxon(bocina) y el sonido constante del motor, la comodidad de estar en una calle parece difícil.

Muchas ciudades en el mundo han comenzado a evolucionar este concepto hacia calles más seguras y cómodas para las personas, por el sin número de beneficios que representan.

¿Qué pasó en Times Square en Nueva York?

No hicieron un vídeo de reggaetón (aún), hicieron un proyecto para peatonalizar la plaza más simbólica de la ciudad. Ahora ya no dejan pasar autos.

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¿Beneficios?

  • Más gente en la calle significa: más personas vigilando de manera natural el espacio público o como dicen los urbanistas: «los ojos en la calle»
  • Donde antes pasaban autos, ahora pasan y se quedan emociones.
  • Economía de los negocios aledaños creció, ahora hay más personas que pueden consumir.
  • Aire más limpio.
  • Las personas no temen por su vida a la hora de cruzar la calle
  • No hay ruido de motores.
  • Un largo etcétera.

Cuando las calles de abren para las personas suceden cosas impresionantes. Como ejemplo de esta misma plaza: Una feliz pelea de bolas de nieve entre ciudadanos.

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Regresando al vídeo de «Despacito». A partir del minuto 2:30 se ve a los artistas bailando y caminando lentamente mientras un auto está a un lado de ellos.

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¿Qué propone el urbanismo en cuestión de velocidades en las ciudades?

Reducirlas. ¿Esto va a alentar el tráfico? La respuesta es no. En realidad las zonas de tránsito calmado o tránsito lento contienen más beneficios, desde luego además de poder bailar, de lo que nos puede parecer.

Cuando vas en automóvil apenas puedes ver los detalles que guardan las calles.  Al estar diseñadas en beneficio de las velocidades de los vehículos, las personas cuando caminamos o que vamos en bicicleta al trabajo, a la escuela o a cualquier otro lado, podemos dar fe de esto. Justo como ese otro post donde les contaba de mi viaje en bici cuando laboraba en el centro a partir de la grandiosa idea que tuvieron en la administración de poner un estacionamiento para bicicletas en la oficina de gobierno (click aquí mero para verlo).

Lo mismo para quien va en transporte público. Percibir que el autobús va a una velocidad más allá de lo considerable te pone a dudar si lo que sientes es adrenalina o miedo. O un poco/mucho de ambas.

Si tú has caminado por una calle principal o donde pasen muchos autos puedes notar enseguida como entre el ruido y el miedo a temes por tu vida, por riesgo a ser atropellado. México alcanzó los primeros lugares en tasa de mortalidad por accidentes de tránsito, principalmente en niños y jóvenes.

Si uno tiene auto, la sufre igual: congestionamiento, ruido, largas filas de espera, altas velocidades, inseguridad y más. Por eso Marc Antonhy y Gente de Zona hicieron tan bien en bajarse de los autos y hacer un vídeo en las calles en el vídeo de «La Gozadera»

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No sólo en México, en muchas ciudades de todo el mundo se ha venido privilegiando el uso del automóvil particular a la hora de planear los asentamientos humanos y diseñar calles. Si usted no cree esto puede salir a la ciudad y revisar ¿Quién tiene más espacio en la calle? ¿Las personas o los autos?

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El diseñador urbano Terry Farrel, hizo una buena representación con este dibujo de una esquina (intersección) de como ocupamos las calles, los que caminamos y los que van en auto.

Jessie Terrero, quien ha dirigido grandes vídeos de reggeatón también escogió un gran sitio para filmar Borró Casette de Maluma. Una plaza llamada Gansevort, otra gran intervención urbana de Nueva York que hizo de un estacionamiento una plaza. Con elementos sencillos:

  • Mesas
  • Sombrillas
  • Macetas
  • Pintura

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Aquí otra imagen de la plaza.

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Más allá de las locaciones, los mensajes.

Shakira y Carlos vives en «la bicicleta» también dejan un gran aporte de más de 1,031,527,779 de vistas. Le dedican toda una canción al vehículo no motorizado que el urbanismo y muchas otras disciplinas más están buscando posicionar como un modo de transporte en las ciudades por sus cuantiosos beneficios. 

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Se dice que «está de moda» querer impulsar la bicicleta, cuando en realidad este vehículo acompaña al hombre desde principios del siglo XX, siendo útil hasta en las peores y decepcionantes situaciones de la humanidad como la guerra. Lo que está de moda es el crecimiento del tráfico motorizado, por tanto la bicicleta y los vehículos no motorizados están ganando espacio en las agendas ciudadanas, políticas, empresariales y más.

La bicicleta y toda la infraestructura ciclista (la bien hecha no esas cosas aéreas que pusieron en Puebla) representa una solución para las arterias de las ciudades que se saturan de autos y de aire contaminado que terminamos todos respirando.

Siempre es motivante recordar que Ámsterdam o Copenhague eran ciudades que también sufrían de este tipo de problemas, pero que un día se convertirían en las ciudades de mayor uso de la bicicleta y con un transporte público más eficiente. Esto gracias a la batalla ciudadana por cambiar sus calles, la preocupación del gasto de su tiempo en el tráfico, el costo de adquirir un auto, el demandar y denunciar mejoras al transporte público, entre otras grandes percepciones de la realidad.

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Otra vídeo muy urbano es 11 PM de Maluma, vemos un panorámica que hicieron, después los elementos visuales que reforzaron el diseño de los espacios que aparecen y las prácticas (graffiti, baile, bicicleta, patineta, fútbol) y en general el contraste entre lo “residencial” y la vida del barrio.

Desde luego que hay más canciones de reggeatón como de otros géneros musicales que nos dan mensajes sobre lo diferente que pueden ser nuestras calles y que lo único que nos falta es voluntad.

Lo cierto también es que cuando el reggeatón dejó de hablar de la vida violenta en las calles o de las mujeres como objetos y se volvió más bailable, comenzó a ganar más simpatía en varias personas. Qué bueno por la voluntad de los compositores y managers.

Otros géneros y aportaciones para admirar

La voluntad es increíble, por ejemplo la de los Beatles cuando se subieron a dar el último concierto en aquella azotea y de pronto las calles aledañas se convirtieron en calles peatonales, como espacio público para escuchar un concierto.

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La música puede cambiar al mundo.

¿A qué suenan sus calles?

 

 

 

Viajar a Japón para ver el momiji o enrojecimiento de las hojas — Japonismo

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Una de las imágenes más típicas del otoño en Japón es, sin duda, la del enrojecimiento de las hojas, el llamado kōyō (紅葉) o comúnmente momiji (もみじ) en relación al arce japonés cuya hoja pasa de verde intenso a rojo intenso durante el otoño. Siguiendo el camino contrario al florecimiento de los cerezos en primavera, es decir, cubriendo todo…

a través de Viajar a Japón para ver el momiji o enrojecimiento de las hojas — Japonismo

Adiós árbol

Hace poco se fue uno de los árboles más grandes de San José Mayorazgo, un ciprés italiano de más de 15 metros de altura. La mamá de David, vecino y dueño del carrito de hot-dogs y hamburguesas más lindo del mundo, decidió mandarlo a podar por completo.

Cuando me acerqué con David para conocer el motivo, mencionó que su mamá lo consideraba muy alto y que en cualquier momento podría caerse y hacer daños en la estructura de la casa. Antes, David me había compartido que este árbol lo sembraron él y su hermano, hace más de 30 años.

A mi me gustaba presumirlo siempre que podía. Días antes del temblor de septiembre me resolví a tomarle una fotografía para compartirlo con el resto de las vecinas y vecinos. Resultó una atinada captura por que 3 días después fue la poda y 2 días después fue el temblor. Me gusta imaginar que la mamá de David, tiene también ese otro  sentido desarrollado como el de Mar, esa intuición poderosa.

El quinto ciprés de derecha a izquierda era del que les cuento. Aunque en la foto se ve más bajo no lo era, resultó de la posición con que le tomé. El otro árbol, el despeinado puede que sea el segundo más grande ahora. Es un cedro limón muy bello.

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Un jardinero que conoce bien esta colonia y con quien me encanta encontrarme, me contó del árbol más grande, una araucaria preciosa:

21764051_1873598059335923_1319679775_o (1)Ahora es quien custodia el punto más largo en San José Mayorazgo.

Cuando dé con ella, se las presento.

¡Qué vivan los árboles!

Samantha y sus besos largos.

Cuando conocí a Sam era una niña que me sorprendía por 2 razones:

  1. El promedio tan alto que mantenía en todas las clases.
  2. Su sonrisa larga como su cuello.

Samantha, entre otras divinidades tenía mucho que decir, siempre. Cuando no estábamos en clases, se la pasaba cuchicheando con las amigas del salón (en clase también). Siempre me gustó Sam, se me hacía una niña divertida y fácil de molestar. Solíamos tener una especie de amistad basada en sus golpes y mis ideas para hacerla reír o enojar. Cuando pasamos a la secundaria ella comenzó a interesarme más de lo normal. Entonces me di cuenta que le admiraba.

Samantha, a quien siempre he considerado como un ser de un planeta tierra de otra época, tenía entre otros gustos, afinidad por los chicos más grandes de la escuela que para variar eran muy diferentes físicamente a mi: altos, rubios y con mucha popularidad. A mi me gustaba imaginarlos como especies en extinción, esto derivado de una revista que leía por aquella época y que contaba como los cazadores acechaban a varias especies que estaban próximas a extinguirse y les seguían durante mucho tiempo. Bueno algo así parecía entonces la escuela, mis compañeritas, incluyendo a Sam, en diversas ocasiones estaban detrás de ellos, les seguían a la distancia. Creo que por eso al final lo relacioné.

Después de coincidir muchas veces con Sam en algunas reuniones en casa de amigos, me di cuenta que ella me gustaba mucho más de lo que pensaba. Me gustaba cuando reía y cuando abrazaba.

Cuando Sam y yo nos hicimos novios ocurrieron cosas fuera de lo común. Estábamos sentados mirándonos y me acerque a su cara lentamente. Después de mirarle los ojos la besé, sin saber si lo que estaba haciendo sería correspondido o no. Ahora que me vuelve a pasar por el corazón hay aún sensaciones de adrenalina inexplicable.

Después de ese suceso me volví a dicto a besarla. De hecho pasábamos más tiempo besándonos que hablando. Yo estaba descubriendo la sensación, pues fue su lengua la primera que toqué con la mía. A pesar de muchos acontecimientos Sam y yo fuimos una especie de noviazgo fundamentado en besos. Cuando los besos se nos terminaron, nosotros también. Es decir, llegó un punto en el que ambos sabíamos que como amigos nos llevábamos mejor que como personas que se besan.

A Sam, por ejemplo nunca le pregunté siendo su novio sobre su familia y otras cosas que pensaba, daba por implícito que en algún momento estas charlas iban a llegar pero no. No llegaron por que nos centramos en los besos.

Después de ese noviazgo, unos meses bastaron para que volviéramos a ser amigos como siempre.

En el 2016  volví a ver a Samantha quien me contaba de sus aventuras por las islas Galápagos. Hablamos entre otras cosas, de ella y la biología marina que le había llevado a complementar una parte del entendimiento que va naciendo cada día con ella sobre el universo. Yo le contaba de mis días en la ciudad y de vivir en el centro. Tomamos café y hablamos de la religión y de la meditación. Me contó de un retiro de silencio que había probado y de como desde pequeña, siempre ha llevado, año con año, un diario de su vida.

Samantha no dejó de sorprenderme aquel día y recuerdo bien las palabras de nuestra charla en el techo del departamento del Centro «Yo no sé por que te gustan tanto las ciudades, son tan falsas, tan materiales, son fachadas». En ese momento mi corazón se dio muchas vueltas y me quedé callado. Lo único que pude decirle, minutos después fue que detrás de todas esas fachadas y entre esos espacios materiales estaba la esencia de la ciudad: las personas y todo que convive con nosotros.

Un año después, cuando me senté frente al edificio de la secretaría donde trabajaba, entendí otra cosa sobre sus palabras. En efecto estas ciudades cada vez son más materiales y menos personales, fallan entre muchas cosas, como forma de organización espacial, cuando menos en muchos casos de México. Pero que a partir del entendimiento de con quienes compartimos estas ciudades, además de los seres humanos, están los secretos que nos pueden llevar a lograr ciudades menos materiales, más reales y de amor.

Antes de partir aquella noche, Sam me contó que iba a iniciar un gran viaje y que a nadie se lo había contado pero que esta visita era una despedida temporal. Le di mi libreta favorita y le pedí que la sumara a sus diarios. Me dio un beso en la mejilla y no supe más de ella.

Al año siguiente me escribió, para avisarme que la libreta fue terminada.

Samantha, el amor y las ciudades. Sam

 

Los días lluviosos del 2017

Aquel fin de semana, previo al otoño, los días continuaban mojados y las nubes sin ganas de secarse. «Se siente la nube» repetía Don Tomás, el señor de la verdulería de la esquina de la casa de mis padres. Estaba esperando a que cesara la lluvia para intentar encontrar aún abierta la panadería u otro local parecido donde vendieran lo que acompañara el café que me había esperado toda la mañana y estaba listo a mi regreso.

Cuando por fin cesó, me encaminé a la calle Avenida Nacional, la cual entre otras fortunas goza de una mixtura muy amena de negocios y casas. Para el desconsuelo de quienes caminamos por ahí tiene banquetas terribles. Estas banquetas me intentaron llevar hasta la panadería, que para sumarle ausencia al café que me esperaba más tarde, estaba cerrada.

Lo certero de aquel paseo en compañía con el equipo D (Danna y Dani) fue encontrar las flores que nos contaba doña Juanita que cubrían antes toda la colonia.

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También conocidas como «moraditas» los geranios de los pirineos crecen en los valles como Puebla, las podemos encontrar en algunos terrenos baldíos de San José Mayorazgo o en la zona mixta de la banqueta. Antes de la urbanización de esta parte de la ciudad, cuando aún era conocida como la «ranchería Mayorazgo», eran las especies y los colores que dominaban el paisaje aquí.  Esto lo sé por los labios de la misma Juanita, una vecina que lleva más de 39 años viviendo aquí y cuenta, entre otras cosas, que cuando regresaba de su trabajo en la tarde-noche además de los conciertos de los grillos, estas flores le amenizaban el caminar.

Ahora hay pocas zonas en donde podemos aún verlas.  Lo bueno de las lluvias del 2017 es que están acelerando su proceso de crecimiento. Las lluvias adornan la ciudad. 21844378_1877323812296681_2035399701_oAdemás de la decoración que otorgan estas lluvias, las zonas de la banqueta se convierten en verdaderos micro-ecosistemas cuando llegan las abejas y otros insectos a darse banquetes con estas flores.

Creo que San José Mayorazgo es un gran lugar y tiene muchos más secretos que descubrir, paso a paso.

Que haya más vida.

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Nunca

Tenía más de un mes que no le llamaba a  Margarita. Me obligó a no volver a mencionar el apodo que le inventamos cuando nos conocimos. No sé, parece que no le gustó al final.

Resultó que coincidimos en la estación del bus, cerca donde fue nuestro primer encuentro. Parecía desvelada, con ojeras tan grandes que tenía ganas de llevarla de inmediato a su casa a dormir.

Me preguntó sobre la vida y preferí mentirle, sin éxito.

Siempre sabe leerme la mente.

Le extraño. De verdad le extraño, parece ser otra mujer. Acordamos que el viernes nos olvidamos del mundo.

La peor inversión del mundo: por qué carreteras urbanas destruyen riqueza. — SalvoLomas

Origen: Urban kchoze: World’s worst investment: why urban highways destroy wealth Wednesday, January 7, 2015 La peor inversión del mundo: por qué las carreteras urbanas destruyen la riqueza. La inversión en infraestructura suele considerarse como una buena forma de estimular la economía y proporcionar facilidades para permitir que la economía crezca. Es una responsabilidad muy […]

a través de La peor inversión del mundo: por qué carreteras urbanas destruyen riqueza. — SalvoLomas

Inquebrantable

Una noche de mayo me pregunté sobre las decisiones que he emprendido. Cada una de las conclusiones de esa noche me llevó a escribir sobre las ganas diversas de emprender un silencio.

¿Qué es el silencio para mi? Ausencia de determinación sobre los días, un estado pasivo de desasosiego.  Abstención de las acciones a favor de la comunicación interpersonal. Llegar a un único y solemne silencio para la vida.

Toda esta paz imaginada se ha ido construyendo con largas meditaciones sobre el estado real que guarda la vida. El silencio sirve para respirar en paz. Lo más difícil de mantener ese silencio has sido tú.

El estado de no ser.

 

9,946 días vividos.