
A mi me parece que las relaciones de pareja son muy parecidas a la elaboración de un platillo para comer; comparten un propósito indiscutible: sucederle a personas, que se involucran durante el proceso, que se sienten, se cuestionan, se inventan un nuevo lenguaje que ya no es de dos, sino de uno. Lo más importante de ambas también sucede durante el proceso; en donde se aprende a compartir y decidir en equipo, sean los ingredientes, los acuerdos del trato, el tiempo de preparación, los tiempos para encontrarse. Y podremos encontrar más cosas, indudablemente hay grandes diferencias entre los procesos, pero un patrón común: se trata de decisión. Así un postre puede quedar en tu memoria por siempre por su sabor y una pareja la habita.
¿Qué ingredientes le ponemos al amor?